jueves, 31 de marzo de 2011

AUTORIDAD Y AUTORITARISMO.

Estas dos palabras aparentemente tan parecidas, esconden significados totalmente diferentes. A continuación voy a separar cada concepto y lo analizaremos para poder entender cada término. La autoridad es tener el derecho a mandar o dirigir a otras personas, las personas obedecen no porque se sientan intimidadas o amenazadas, sino porque sienten respeto hacia esa persona o institución. La autoridad se ejerce mediante el prestigio, la excelencia, la convicción y con ello se consigue el respeto. Para entender esto se puede poner un ejemplo con expresiones que a menudo empleamos (es una autoridad en cirugía plástica). La verdadera autoridad nunca pretende dominar. El autoritarismo se ejerce por medios coactivos y exige obediencia. El autoritarismo tiene consecuencias nefastas en las personas, las cuales al ser sometidas a presión, terminan con la autoestima por los suelos y la personalidad queda anulada, con los trastornos que ello conlleva. El pasado mes de Marzo, la revista Época, publicó un reportaje muy interesante, que tituló "CRISIS DE AUTORIDAD". Voy a ir desgranando por partes lo más destacado del artículo y a la vez plasmar mi opinión al respecto. Comenzaba así: "El último informe PISA, que se hizo público el pasado mes de Diciembre puso de nuevo en entredicho la calidad de nuestro sistema educativo. Los adolescentes españoles están por debajo de la media en capacidad lectora, matemáticas y ciencias, pero por encima y en primeras posiciones en porcentaje de repetidores". Para comentar este punto, me gustaría plantear una pregunta. ¿Este fracaso escolar se debe solamente al actual sistema educativo, o existe una causa algo más profunda y que afecta a la pérdida de valores por parte de nuestra sociedad? Contestando a la primera parte de la pregunta, decir que por supuesto influye un sistema educativo mal estructurado, es obvio que en este apartado se cometen gravísimos errores. Pero creo firmemente que el fracaso escolar, la mala educación o la violencia de nuestros jovenes se debe a la pérdida de referentes. Creo que se está perdiendo autoridad en elementos fundamentales de nuestra sociedad como son la Familia, el Estado, la Justicia o la Escuela y esto trae consigo un grave problema para nuestra Democracia, es decir para nuestra convivencia. En otro punto del artículo, el Filósofo Jose Antonio Martina, ahonda en la crisis de autoridad y apunta lo siguiente: "Cuando la autoridad deja de ser respetada y deja de hacerse respetar, la autoridad desaparece y el poder ocupa su vacío". Estoy totalmente de acuerdo. Cuando ocurre lo que el Filósofo comenta, lo que se acaba imponiendo es el totalitarismo. Hay que recuperar la autoridad, todos debemos esforzarnos en merecer respeto y por supuesto respetar al que se lo merezca. En lo que afecta a los derechos fundamentales, todos somo iguales. Pero en lo que se refiere al comportamiento hay personas despreciables y las hay admirables. Y éstas deberían de contar con nuestro respeto, es decir deberíamos de reconocer su autoridad. Siguiendo con el artículo, el Doctor Paulino Castells, hace el siguiente apunte: "Los jóvenes piden a gritos, que haya figuras de autoridad, que se les marque límites. Si no lo hacemos y nos cruzamos de brazos y miramos a otro lado porque no es políticamente correcto, les estamos defraudando". Cuando ejercemos autoridad, si se ejerce bien, estamos ayudando a las personas a crecer y madurar. La autoridad bien ejercida siempre conlleva beneficio para el que obedece, a diferencia del autoritarismo que lo que origina es indefensión, miedo, rabia y otros trastornos. Hace tiempo leí una reflexión que me ha venido a la memoria y que viene muy bien para complementar el apunte anterior, decía lo siguiente: "La paloma, al sentir la resistencia del aire, se imagina que sin ella volaría más libre y veloz, pero no se da cuenta de que sin aire no podría volar."

sábado, 12 de marzo de 2011

LOS MISTERIOS DE LA VIDA 1ª parte

Todo comienza pasado aproximadamente nueve meses. Empiezo a estar aburrido de nadar y jugar. Es cierto que estoy bien cuidado, protegido, caliente y además muy bien alimentado. Pero el instinto me dice que esta etapa ha terminado. Tengo que salir. ¿Pero cómo? Inicio una búsqueda. Me desespero. No encuentro por donde abandonar, el que durante un tiempo ha sido mi hogar. Pataleo y doy puñetazos. En ese momento algo empieza a cambiar. Todo se altera a mi alrededor. Noto mucho movimiento. Sensaciones extrañas. De nuevo mi instinto me dice que pronto mi vida va a cambiar. ¡Y cuanta razón tenia!
Sin apenas darme cuenta, me encontre en un mundo diferente, rodeado de seres, que luego más tarde conocí como personas. Sin entender nada de lo que me estaba pasando, lloré. Pero en ese momento note una sensación dificil de explicar. Sentí calor, protección, cariño. Sentí amor. El amor de la persona que había sido capaz de lograr un milagro. El maravilloso milagro de la vida. Esa persona era mi madre.


Mis primero días, en esta etapa nueva, transcurrían placenteros, cómodos, llenos de afecto y cariño. Sin olvidar que a menudo, cuando tumbado en mi cuna abría los ojos después de un estupendo sueño, mis primeras visiones eran personas alrededor de mi pequeño mundo. No dejaban de hablar y comentar, casi siempre lo mismo. En fin cosas de los adultos. Pero había algo que no soportaba. Algunos de estos adultos, traspasaban la línea y me dedicaban demasiado cariño, algo que a mí me enfadaba. En esa época utilizaba mi única herramienta de protesta. Gritar, llorar y patalear. En ese momento mi salvadora no tardaba en rescatarme y me devolvía de nuevo a mi estupenda vida.

Muchos años más tarde, una vez fui adulto. Comprendí que toda la tranquilidad que yo disfrutaba en mis primeros meses de vida, para mis protectores se transformaba en intranquilidad, preocupación e incluso miedos. Pero como dice el refrán, "Que diferente es lo que piensa el borracho, a lo que piensa el tabernero". En fin los misterios de la vida.