sábado, 8 de enero de 2011

EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS.

En época de crisis, como la que actualmente estamos atravesando, es cuando quedan al descubierto los fallos en el Sistema.
Creo que ha llegado el momento de buscar un consenso entre todas las fuerzas políticas y acometer una profunda reforma en la estructura del Estado.
En este artículo voy a hablar sobre el actual funcionamiento de nuestro Estado de las Autonomías.
Nuestro sistema autonómico actual es insostenible. España no puede mantener una estructura política que multiplica por diecisiete los procesos administrativos, lo que conlleva un aumento del gasto público y un sinfín de cargos en cada autonomía.
El concepto del estado autonómico, parte de unos principios que buscan acercar la administración al ciudadano y mejorar sus efectividad. Acercar la administración a los administrados está bien, pero caer en una multiplicidad de organismos oficiales es una auténtica locura, que se pone de manifiesto en momentos de crisis.
El problema reside que desde su puesta en marcha, ha sido un proceso que ha ido avanzando a base de chantajes y presiones, y que han pesado más los intereses políticos y de partidos, más que el servicio al ciudadano, poniendo muchas veces en peligro la unidad del Estado.
España es plural, en eso creo que estamos todos de acuerdo, pero por encima de esta pluralidad existe una nación llamada España, que no es nueva ni tiene dos años sino siglos de historia.
Otro de los grandes males de nuestras autonomías, es la diferencia que existe entre unas y otras. Creo que hay autonomías de diferentes categorías. Las hay de primera, de segunda y es fácil que hasta de tercera. Con esto nos saltamos el principio básico del espíritu de la Transición, en el que su máxima era el reconocimiento de que todos somos iguales, y no solo únicamente ante la ley, sino también ante la administración. Y esto último no se cumple cuando, por ejemplo, en unas zonas de España la Sanidad pública te cubre unas pruebas médicas que en otras zonas no. Cuando una persona tiene que pasar diferentes pruebas médicas en una administración autonómica que en otra, para que le reconozcan un determinado grado de minusvalía, o incluso, que una comunidad autónoma proporcione audífonos a quienes lo necesiten, mientras que en otras comunidades no lo hacen. Estos son algunos ejemplos del mal funcionamiento de nuestro actual sistema autonómico. En el momento en el que todos los ciudadanos no tienen las mismas oportunidades y los mismo derechos, estamos empezando a poner en duda la unidad del Estado.
Uno de los grandes errores, ha sido la excesiva descentralización del Estado. La administración central ha ido transmitiendo competencias, sin adelgazar su propia estructura. Es decir que hemos incrementado el tamaño de las administraciones, con lo que hemos aumentado considerablemente el mantenimiento de las administraciones públicas.
Soy partidario de que el Estado recupere algunas de las competencias cedidas en materia de Educación, Sanidad y Seguridad.
Hay que simplificar procesos administrativos, se deberían de evitar duplicidades de cargos y apretar el cinturón a los altos cargos. Debería de existir una mayor interacción humana y económica entre todas las regiones, con la eliminación de las barreras linguísticas y normativas. Es ilógico que dentro del mismo Estado, tengamos diferentes normativas legales. No es normal que para la creación de una empresa, cada comunidad, regule un marco legal. Desta forma creo que perdemos competitividad en nuestros tejido productivo.
Cómo dije anteriormente, la Constitución es rotunda al defender el principio de igualdad de todos los españoles. Y es evidente, que con el actual funcionamiento de nuestro estado autonómico, ese principio de igualdad, no se cumple.

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